8 de agosto 2019
Jornada: 30 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño
Aquí estamos en el 30 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño intentando una vez más proteger el interés superior del niño…
Comenzaré subrayando conceptos que me parecieron destacables y los cuales comparto y adhiero vertidos en el material que nos han enviado de la familia judicializada de la joven Clara.
La profesional quien está a cargo de la Coordinación, es mediadora en un centro de mediación cuyo objetivo es decidir sobre conflictos familiares, los cuales demandan a un poder de disciplina del Ministerio de Justicia y Derechos humanos… “descubre una vez más ..que dicho poder es acotado.. que tiene limitaciones…que requiere de otros saberes…”
Nos proponemos intercambiar ideas y conceptos en estos temas de una lógica hipercompleja. Resulta muy alentador promover un espacio de reflexión y de revisión crítica de procederes tanto propios como ajenos.
Dice la mediadora, especialista en Psicología vincular: “La institución judicial es concebida como un campo implicado en un espacio de conflictos que suele devenir en un verdadero “campo de batalla.”
Los especialistas en parejas y familias acostumbrados a intervenir con conflictos vinculares en temas de violencia y de abusos, tanto en instituciones como en nuestros consultorios sabemos acerca delo complejo que es poder intervenir operativamente en dichas circunstancias.
Continúa en la presentación y lo pongo entre comillas ”las sentencias y o decisiones que inciden en la construcción de un concepto de familia, impone una visión de supuesta “normalidad”. ……que amerita la implementación de un modelo de perspectiva vincular y no desde la lógica binaria de las ganancias y las pérdidas. “
Interesante la definición de vincular como “una red conversacional, constituido por redes de relaciones que se construyen por la fuerza de lo social y a través de él son productoras de lenguaje. Y la mediación busca ligadura apuntando a la realidad social¡¡¡¡
Subrayo gratamente la mención del concepto “conversación” en mediación familiar, y el de “diálogo respetuoso”. Como así también la diferencia que marca entre el “hablar a” y “el hablar con”; entre hablar de aquello que les pertenece y aquello que sólo les concierne.
Intento sumar desde mi expertis y disciplina (el psicoanálisis), algunas asociaciones y conceptos que me despertó tan conmovedora tarea terapéutica y legal.
Muchas de las veces nos identificamos con nuestros consultantes, pues ellos nos transfieren vínculos primarios muy importantes.
Es imprescindible para comprender el fondo del problema, pero sumamente riesgoso.
Es factible que actuemos ese rol con el cual nos identificamos pudiendo por ejemplo responder con una actitud acusadora absolutamente inadecuada , pues debemos poder tomar distancia para poder ser eficaces en nuestra función.
No sólo puede suceder desde la investidura del Poder de la Justicia. También la puede tener un profesional de la Salud mental si no es conciente de lo que le promueve la palabra o la conducta de la o las personas que nos están solicitando ayuda.
Son elementos indispensables con los que trabajamos todos los días, la transferencia y la contratransferencia en nuestra escucha para comprender pero debemos poner mucho cuidado y no actuarlos. Son conductas riesgosas, que pueden retraumatizar o revictimizar al consultante con obvias incidencias y consecuencias subjetivas, sumando a la ya judicialización de la conflictiva familiar. Repito, todos los operadores somos depositarios de las angustias y las urgencias. En estos casos, se trata de familias con vínculos enfermos, que suelen carecer de la capacidad de cuestionarse cuál es su participación en el conflicto que plantean.
Destaco aquí entonces la diferencia personal y profesional de ambas intervinientes tutora y mediadora. Esta última acompañó colaborando a deconstruir primero y reconstruir después los vínculos en estos padres y para con esta hija.
Interesante y difícil cuestión para los psicoanalistas en general y para aquellos especializados en vínculos definir qué es una familia “normal”, mucho más en la actualidad, antes hablábamos de una familia tipo. Hoy no sabríamos a qué hacemos referencia con tal descripción.
Sabemos que la familia es una estructura intermedia entre la sociedad y el individuo, que es el ámbito que media entre la cultura y el sujeto. Y que en condiciones suficientemente buenas y mediatizada por la ley y por la palabra en los tempranos vínculos familiares y luego en la vida comunitaria la realidad tiene un efecto estructurante de la subjetividad. También sabemos que puede transformarse en desestructurante.
Que la joven Clara intentara quitarse la vida hace referencia a problemas preexistentes, a funciones parentales fallidas, a conductas disfuncionales previas, no al resultado de la discusión de una adolescente con su madre. Nos encontramos con Padres separados e incomunicados desde los primeros años de esta hija cercana a cumplir su mayoría de edad.
Un padre que parece estar ausente en la vida de Clara, confundiendo sus problemas de pareja con los de su paternidad. Desconocemos si esta hija fue deseada.
Si esta madre tenía deseo de tener un hijo o de ser madre que suelen ser destinos diferentes. El sentimiento de maternidad y paternidad es una construcción. Recordemos que el sujeto humano se inicia a partir del momento en que comienza a ocupar un lugar en el espacio mental de los futuros padres, quienes van creando en su fantasía, imaginaciones concientes e inconcientes acerca de sus expectativas respecto de su futuro hijo, influenciadas en mayor o menor medida por las expectativas de sus familias de origen.
En este caso nos preocupa y nos ocupa una adolescente.
La gran amenaza del adolescente suele ser la que va dirigida a esa pequeña parte de nosotros mismos que no ha tenido una adolescencia efectiva.
Sin muchos datos realizo algunas hipótesis. El yo de esta joven parece débil, impotente para manejar y tolerar los impulsos, lo que de por sí es indicador de haber padecido trastornos en las relaciones interpersonales primarias. Pareciera padecer retraso en su nivel madurativo que dificulta su capacidad discriminatoria, pobreza en sus juicios y proclive a dejarse influenciar.
Existen algunas funciones que suele y debiera ejercer toda familia, son aquellas que promueven crecimiento y desarrollo, tales como el amor, la esperanza, la contención al sufrimiento tanto físico como psíquico, el ayudar a pensar.
Pero también la familia puede promover aquellas otras que provocan estancamiento y patología como el odio, desesperanza, mentiras, angustias y confusión. Es posible que en la familia de Clara predominaron las patológicas.
Escuela secundaria abandonada luego de repetir, adicción a la marihuana, enfermedad infecto contagiosa sexual completan el complicado cuadro de esta niña que “adolece”, sin un ambiente que la acompañe.
Como bien percibe la actitud terapéutica de la mediadora, el interjuego de los vínculos dentro de la familia, es el que permite el desarrollo de una interdependencia recíproca sana, generadora de recursos yoicos.
La joven Clara parece haber adquirido con el accionar de la mediadora un considerable grado de confianza en el medio ambiente, en su estabilidad, antes de decidirse a renunciar a sus defensas contra la intolerable angustia que cada nueva deprivación volvía a desencadenar en ella.
Que Clara haya sido internada en la clínica psiquiátrica de su abuelo materno, no me parece un dato menor, quizás haya sido una estrategia inconciente para llegar a su abuelo, para que su abuelo registrara su presencia, para que se ocupara de ella? Buscando la ley paterna faltante??
O acaso algo de la relación a la subjetividad de esta madre en relación con su propio padre aún no resuelto.
Algo parece transmitirse aquí del orden de lo intergeneracional. Ya que los contenidos psíquicos se transmiten a lo largo de las generaciones. También nos dice algo respecto a la familia de origen materna.
Recuerdo aquí dos conceptos de un gran psicoanalista (Winnicott): “Sólo nos damos cuenta de cuán importante es la familia cuando no está intacta o existe el peligro que se desintegre”. Y
“Dónde hay un adolescente que pregunta es indispensable que haya un adulto que conteste
Faltan datos pero es impactante que a la salida del psiquiátrico debe ser contenida institucionalmente, y se observa ausencia total de una familia ampliada: abuelos, tios, amigos de los padres, etc. que hubieran hecho posible la contención del sufrimiento psíquico y somático facilitando la capacidad de comunicación y por lo tanto de pensamiento.
Recordemos que el fundamento de todo vínculo originariamente son las necesidades, que luego se transforman en envolturas psíquicas. En la vida mental del individuo “alguien” está invariablemente comprometido como modelo, como objeto, como ayudante u oponente. Y desde el mismo comienzo la psicología individual es al mismo tiempo psicología social, ya que el sujeto no es concebible sin el otro.
La mediadora como emergente y portavoz hace posible el postergado y anhelado abrazo de Clara con cada uno de sus padres. Expresión de una necesidad afectiva, impensable en tiempos previos. Así también que ambos padres pudieran reiniciar un dialogo.
Algunas familias solo llegan a consulta a posteriori de la internación psiquiátrica de un hijo y no antes, quizás de haber solicitado ayuda antes no hubieran llegado a dicha instancia.
Pero algunas otras judicializan los afectos y los vínculos…
Programa Jornada: A 30 años de la Convención: El interés superior del niño