El conocimiento psicoanalítico: pasado, presente y futuro
Revista de Psicoanálisis 4 Diciembre de 2017
Índice
Editorial
Susana Vinocur Fischbein
La concepción de la simbolización en el psicoanálisis actual. Las derivas epistémicas que la determinan.
Horacio Corniglio
Las paradojas de la ética. ¿Has actuado en conformidad con tu deseo?
Leonardo Peskin
Panel inaugural de las Jornadas Joseph Sandler, APA julio 2016
La relación entre la investigación psicoanalítica y el trabajo clínico.
Diálogos entre clínicos e investigadores
Conversaciones entre clínicos e investigadores
Juan Pablo Jiménez
Comentarios a la exposición de Juan Pablo Jiménez
Comentario de Ricardo Bernardi
Comentario de Charles Hanly
El conocimiento Psicoanalítico. Una ciencia basada en la observación.
Jorge Ahumada
¿Retorno de Freud?
Marcelo Toyos
Relectura de trabajos clásicos
Proceso y no proceso en el trabajo analítico
Madeleine Baranger, Willy Baranger y Jorge Mom
Relectura de los fundamentos de la praxis psicoanalítica: vigencia de un texto
Oscar Paulucci
Comentario a “Proceso y no proceso en el trabajo analítico”
Ricardo Spector
Reflexiones sobre los fundamentos metapsicológicos del análisis online
Silvia Leguizamón
Tecnología y Psicoanálisis. Skype y el conocimiento psicoanalítico
Kamram Alipanahi
El porvenir de una ilusión. Seis propuestas posibles para el psicoanálisis en los próximos años
Pola Roitman Woscoboinik
La psicoterapia psicoanalítica de pareja: una práctica en construcción
Miguel Alejo Spivacow
Las paradojas de la práctica y las respuestas de la bruja
Cristina Rosas de Salas
Mesa Redonda
El conocimiento psicoanalítico hoy.
Rodolfo D’Alvia; Roberto Doria Medina; Beatriz Zelcer
Revista de Libros
Diálogos clínicos sobre psicoanálisis con familias y parejas. David Scharff y Mónica Vorchheimer
por Rosalía Beatriz Álvarez
Diccionario conceptual de André Green. Juan Bautista Navarro
por Perla Wernick
Revista de Revistas
The International Journal of Psychoanalysis Vol. 97, N° 5. Octubre 2016
por Stella Maris Cutain
Editorial
¿Por qué se justifica la elección del tema El conocimiento psicoanalítico: pasado, presente y futuro en una Revista de Psicoanálisis? No es tarea fácil el objetivo de explorar la naturaleza de la construcción del conocimiento psicoanalítico, especialmente cuando el psicoanálisis como teoría y como práctica ha crecido tan substancialmente y de maneras tan diversas tanto en la forma de comprenderlo y discutirlo como en los campos en que se ha desarrollado, que ya escasamente se sostiene la afirmación de la existencia de un solo psicoanálisis.
Nuestros autores han respondido a nuestra convocatoria con muy variadas y controvertidas contribuciones. Una pluralidad de voces que hablan de la riqueza intelectual de nuestros colegas. Algunas de estas desarrollan conceptos cruciales y apelan a la metapsicología o rescatan validaciones acerca de la especificidad de nuestro conocimiento, otras introducen consensos y disensos respecto de posibles vínculos del psicoanálisis con nuevos enfoques científicos, y no menos importantes, aquellas que nos traen las experiencias del psicoanálisis a distancia.
Precisamente, para no soslayar los debates acerca de si enfoques tradicionales aún rigen nuestro quehacer y qué aportes actuales pueden contribuir a enriquecernos, hemos introducido elementos que intentan sumar distintas perspectivas. A los valiosos trabajos individuales y al interés que suscita el intercambio entre colegas en una Mesa Redonda, hemos añadido uno de los significativos paneles presentados en las Jornadas Joseph Sandler 2016, realizada en Buenos Aires, y volvemos a publicar el clásico
trabajo de Willy y Madeleine Baranger junto con Jorge Mom, sobre Proceso y no proceso en el tratamiento psicoanalítico de 1982, comentado por dos miembros de nuestra institución desde distintas orientaciones teóricas.
Vayamos a las contribuciones de nuestros autores. Abrimos con Horacio Corniglio con La concepción de la simbolización en el psicoanálisis actual. Las derivas epistémicas que la determinan. En este trabajo, el autor de forma muy apropiada sostiene que actualmente el psicoanálisis, a pesar de sus diferentes tendencias, considera la capacidad de simbolizar como condición imprescindible para el desenvolvimiento adecuado de un proceso analítico y, por consiguiente, un elemento indispensable en la construcción de la realidad. Interesa su señalamiento de que el psicoanálisis no posee todavía una teoría unificada sobre la simbolización, agregaría que tampoco la tiene sobre el lenguaje, y si retornamos a sus orígenes, se
observará que en muchos aspectos la posición de Freud se opone a las consideraciones actuales.
Corniglio piensa que es necesaria una revisión de las derivas epistémicas que fueron modificando y complejizando la concepción originaria. Existe un clivaje entre dos vertientes: una hermenéutica, ligada al pathos y a la asignación de sentido y otra vinculada a la combinatoria de elementos, nacida del modelo de las matemáticas. El autor nos trae un riguroso examen que posibilita el rescatarlas y transformarlas como base para el logro de una teoría psicoanalítica del símbolo.
En su trabajo Las paradojas de la ética. ¿Has actuado en conformidad con tu deseo? , Leonardo Peskin indaga los distintos ejes que fueron cambiando en la obra de Freud y el movimiento ético implicado. Según Peskin, los desarrollos de Lacan acompañaron a los de Freud en su ir y venir, es decir, que no se ha tratado de cambios unidireccionales. Los nuevos ordenamientos se revelan en la inclusión entre la primera y la segunda tópica de la conceptualización del narcisismo, y señala como un cuarto eje la inclusión de la singularidad.
Sigue a estos trabajos el panel inaugural de las Jornadas Joseph Sandler, realizadas en APA en julio 2016, La relación entre la investigación psicoanalítica y el trabajo clínico, sobre “Diálogos entre clínicos e investigadores” con la lúcida exposición introductoria de Juan Pablo Jiménez, quien teme que la brecha entre ambos ámbitos del conocimiento sea aún demasiado amplia y que muchos no estén en condiciones de aprovechar esta oportunidad para aprender del otro. Relata cómo él mismo vivió tal brecha entre psicoanálisis y las demás disciplinas que se ocupan de la mente, sin ahondar en la controversia entre hermenéutica y ciencia natural, dado que personalmente ha abogado por un pluralismo metodológico para el psicoanálisis.
Tras un panorama realista del estado del psicoanálisis contemporáneo, en el cual Jiménez destaca los riesgos de fragmentación debidos a la carencia de una metodología que se aplique sistemáticamente a la confrontación de las diferentes teorías y enfoques técnicos, describe el lento pero progresivo acercamiento a partir de la década del noventa entre los psicoanalistas clínicos y aquellos comprometidos con la investigación. Su presentación culmina con una exposición de una paciente epiléptica, que tratara psicoanalíticamente décadas atrás, para demostrar cómo ese caso revela mucho acerca de las relaciones entre los niveles biológicos y psicosociales de la conducta.
En su comentario Ricardo Bernardi reconoce compartir el diálogo interno entre el clínico y el investigador citado por Jiménez, y que esa actitud de investigación la encontró, también, en una tradición rioplatense que incluye los nombres de Liberman, Pichon Rivière, Bleger y los Baranger. Agrega que Jiménez no busca ofrecernos con su caso una explicación metapsicológica, sino que nos señala la forma en la que su observación clínica puede enriquecer el diálogo con la investigación. Bernardi considera que el psicoanálisis no siempre está dispuesto a aceptar un verdadero pluralismo metodológico, y que no pertenece a un limbo situado entre la ciencia y la hermenéutica. La “conciliación” entre distintos procedimientos y perspectivas solo es posible si entre estos distintos métodos se coloca una “y” compleja en lugar de una “o” excluyente o un “entre” ambiguo e indefinido. Cuando el proceso inferencial clínico es predominantemente “de arriba-abajo”, es decir, si se pretende que ciertas premisas metapsicológicas confirmen el material clínico, se vuelve muy difícil la conversación no solo entre analistas e investigadores, sino también entre los mismos analistas. Los hechos pueden quedar desfigurados por el peso de las teorías. Concluye Bernardi postulando su propio diseño de investigación clínica, el modelo de los 3 niveles (3-LM), que demostraría que es posible el proceso inferencial “de abajo-arriba”. La base clínica común reside en la resonancia compartida que poseen ciertos fragmentos del material para descubrir nuevos recortes significativos que pueden inspirar una comprensión más rica y compleja del material.
Charles Hanly concuerda con Jiménez en cuanto a que que el pluralismo teórico y clínico ha sido y sigue siendo una bendición mixta. Por un lado, es beneficioso en la formulación de nuevas posibilidades para explorar, pero es perjudicial cuando resulta en una “babelización” del psicoanálisis, en escuelas de pensamiento beligerantes a las que no les interesan los recursos o no tienen la curiosidad acerca de los medios confiables para testear desacuerdos teóricos y clínicos reales. Brinda una ejemplificación clínica propia sobre el caso de una severa depresión con intentos de suicidio, para ilustrar que la investigación en observación clínica y el análisis de interpretaciones y teorías se ponen a prueba reuniendo evidencia clínica confiable para este propósito. En este sentido, la observación clínica de lo que sucede en el análisis determina las respuestas a las preguntas acerca de cuál teoría alternativa es más o menos probable.
Hanly describe luego detalladamente el método para el análisis conceptual de teorías alternativas que incluye tres pasos básicos, y considera que el psicoanálisis, como una ciencia madura, está compuesto por una cantidad de teorías competitivas. La observación clínica demanda teoría, y lo que se encuentra en el estudio del material clínico tiene implicancias teóricas. La construcción del conocimiento requiere de las dos. Los grupos de trabajo sobre análisis conceptual, por él propiciados, podrían convertirse en grupos de observación clínica para explorar procesos clínicos con el fin de confirmar o no la evidencia clínica.
Retornando a los trabajos individuales, encontramos dos escritos de colegas, quienes, desde ángulos teóricos opuestos, convergen sin embargo en un debate contrario a las ideas de los panelistas arriba mencionados.
Jorge Ahumada, en su trabajo El conocimiento psicoanalítico: Una ciencia basada en la observación , apunta a puntualizar, a través de la obra de Freud y en diálogo con pioneros de la ciencia como William Whewell, Charles Darwin y
Charles S. Peirce, las cualidades de la adquisición del conocimiento en las “ciencias de la observación”. En tanto las ciencias exactas se definen y apoyan en el método hipotético-deductivo y suponen que este debiera ser extensible a todos los territorios empíricos. Sin embargo, los procesos psíquicos están lejos de adecuarse a los requisitos de formalización de la “ciencia standard”. Su tesis es que existen obstáculos que perturban el diálogo con las neurociencias, en la medida en que estas en el intento de remedar la “ciencia standard” se atribuyen primacía epistémica.
En ¿Retorno de Freud?, Marcelo Toyos problematiza lo que se ha dado en llamar “crisis del psicoanálisis”. Examina el movimiento denominado por el autor “Retorno de Freud”, el cual en aras de aportar soluciones a esta amenaza, propone una integración del psicoanálisis a la corriente dominante en la ciencia y la técnica más actualizadas. Contrariamente a Jiménez y Bernardi, se expresa negativamente respecto de las opiniones del neurocientífico Eric Kandel sobre el psicoanálisis, quien propone la integración del corpus freudiano al discurso médico y psicológico académicos, así como su adecuación imperiosa a los cánones universitarios. La última parte está dedicada a un análisis crítico de una de las más importantes consecuencias de este movimiento de conciliación con la neurociencia: la aparición del denominado “neuropsicoanálisis” (1999). Siguiendo el pensamiento de Foucault, considera a Freud un instaurador de una nueva discursividad antes que un “eminente neurólogo” que torció el rumbo de su pensamiento por la insuficiencia de conocimientos de su época.
Para la nueva sección de Relectura de trabajos clásicos, hemos seleccionado el trabajo de Madeleine Baranger, Willy Baranger y Jorge Mom Proceso y no proceso en el trabajo analítico, comentado por nuestros colegas Oscar Paulucci y Ricardo Spector.
Oscar Paulucci al denominar a su comentario Relectura de los fundamentos de la praxis psicoanalítica: vigencia de un texto , se propone destacar los puntos principales destacados en cada parte del texto original. En el apartado I, El campo analítico y el baluarte , marca la importancia que tiene la instalación de la transferencia analítica. Destaca, además, la noción de “baluarte” desarrollada por los autores, referida a los obstáculos en la cura. En la parte II, Una selva de problemas, subraya el análisis que hacen los autores de la modificación del concepto de transferencia, influida por la noción de identificación proyectiva, ya que termina equiparando transferencia con “una identificación proyectiva permanentemente en acción”. Rescata aquí como en otros momentos las ideas de J. Lacan, quien tempranamente diferenció el eje imaginario del eje simbólico. Respecto de la sección III, El proceso analítico y su tiempo, puntualiza el valor de la “historia como una dimensión esencial a revelar” y su deslinde de las “vicisitudes de un desarrollo con fases descriptas por la psicología evolutiva”. La parte IV, El resorte del proceso analítico: interpretación e insight, está dedicada a la interpretación, y diferencia la operación interpretativa de la función de corte, cuando se trata de la dimensión del acting out que tiene una estructura diferente al síntoma. Finalmente sus comentarios sobre el apartado V, Dialéctica del proceso y del no-proceso, resaltan la insistencia en el texto respecto a los riesgos de pretender llevar a los analizantes a las metas propuestas por una determinada teoría, actitud generadora de “un paciente ortopédico”, por parte de “un analista programado”.
Ricardo Spector focaliza su mirada sobre las circunstancias históricas que marcaron la escritura de este trabajo. En 1982 ya se había producido una expansión y diversificación al extremo de la talking cure, y sin duda en el tiempo transcurrido ese fenómeno se ha multiplicado al existir diversas perspectivas para dar cuenta de lo que hacemos. Los nuevos instrumentos con que contaban los autores ampliaron notablemente el territorio por explorar y ofrecieron un hito en el desarrollo de las ideas psicoanalíticas. Spector considera que pueden extrapolarse las ideas deproceso y no proceso, así como las de campo y baluarte para ampliar la comprensión de los fenómenos institucionales que se produjeron en ese entonces. Estas ideas facilitarían la superación de impasses, como equivalentes a baluartes que se cristalizan y dogmatizan las corrientes novedosas de pensamiento. Spector realiza un cuidadoso balance de las consecuencias clínicas y técnicas del modo en que se trabajó con el concepto de identificación proyectiva, sus avances y sus límites; además, acuerda con la visión de los autores en relación con llamar pan-transferencialismo interpretativo a la tendencia a formular permanentemente interpretaciones relacionadas con el analista. Otros puntos desarrollados por Spector conciernen al devenir oscilante de la vigencia de las teorías provenientes de la escuela inglesa.
Continuamos con dos trabajos centrados en un presente que también apunta por sus características a un futuro de la terapia analítica. En Reflexiones sobre los fundamentos metapsicológicos del análisis online, Silvia Leguizamón plantea interrogantes acerca de qué significa el análisis online y qué es lo que puede permitir seguir hablando de psicoanálisis, más allá de los cambios que se van proponiendo. La autora busca apoyatura en escritos psicoanalíticos establecidos y evalúa que los cambios son los introducidos en el encuadre por el analista, cambios que afectan solo el encuadre externo. Para ello se vale de una consideración sobre la tecnología y la cultura, sobre el contexto metapsicológico y técnico que le permiten pensar la temática, y finalmente presenta el abordaje de dos casos de análisis online con video y sin él. Realza que el caso clínico, que muestra el despliegue de un análisis de modalidad online, no afecta el proceso analítico. Su conclusión es que lo fundamental es la convicción de seguir siendo analistas que trabajan.
El trabajo Tecnología y Psicoanálisis. Skype y el conocimiento psicoanalítico de Kamran Alipanahi también remite a las cuestiones acerca de la validez del trabajo analítico por Skype. Sugiere que se suele presentar la práctica del análisis por Skype como “incompleta” respecto del encuadre tradicional. Propone que si el análisis por Skype muestra que algo cambió, por ejemplo la agresividad del paciente a lo largo de varios años de análisis, para interpretar este cambio es necesaria una teoría científica que nos explique qué quiere decir cambio en la agresividad. El autor presenta viñetas para ilustrar la validez del uso del encuadre a través de Skype, a fin de dejar de creer en la necesidad de la presencia del cuerpo del analista como un objeto externo que puede ser olido y tocado. Se abriría así una vía para avanzar en el debate sobre la vigencia de este tipo análisis sin caer rápidamente en el “prejuicio del déficit”.
Pola Roitman Woscoboinik, siguiendo el modelo del escrito de I. Calvino de 1985, nos ofrece en El porvenir de una ilusión. Seis propuestas posibles para el psicoanálisis en los próximos años , propuestas que redundarían en una profundización y enriquecimiento de la teoría y clínica psicoanalíticas. La autora las despliega justificando cada una de ellas sobre la base de sus vastas y agudas lecturas. Estas son: 1) retomar el lugar de privilegio al que el psicoanálisis accedió con legítimos derechos en el campo de la salud mental; 2) reflexionar acerca de una correlación taxativa que dominó nuestra praxis: analizabilidad-posibilidad de transferencia desde el inicio; 3) profundizar el planteo de Freud en “Construcciones en psicoanálisis” (1937) y conjugar el análisis de fragmentos del Ello con el análisis de fragmentos del Yo; 4) ampliar el panorama metapsicológico freudiano a partir de lo aportado por la clínica actual; 5) enfatizar para el psicoanálisis su “valor de uso”; y 6) mirar atentamente la dinámica institucional frente a las estereotipias de su funcionamiento, dado que esta es una variable interviniente en toda institución.
En su escrito La psicoterapia psicoanalítica de pareja: una práctica en construcción , Miguel Alejo Spivacow describe las características de la psicoterapia psicoanalítica de pareja, una forma de terapia que se apoya en el conjunto de desarrollos teórico-clínicos que constituyen el psicoanálisis. Parte del supuesto de que esta forma de terapia introduce un nuevo camino para alcanzar el cambio psíquico, apelando no solo al conocimiento de sí mismo, sino además al de los funcionamientos psíquicos del partenaire, así como al conocimiento del vínculo y los modos de relación que unen a ambos miembros de la pareja. El autor describe situaciones clínicas y establece el modo en que se trabaja en ellas, como también sus principales referencias teóricas. Al discutir los criterios de salud y enfermedad, propone tomar como principales indicadores la destructividad que circula en el vínculo y el reconocimiento del otro como sujeto diferente y autónomo.
Con Cristina Rosas de Salas retornamos a los fundamentos metapsicológicos. EnLas paradojas de la práctica y las respuestas de la bruja, Salas centra el debate a partir de conceptos teóricos
para rebatir ciertas aseveraciones enunciadas como dogmas. Su intención es investigar con la metapsicología una afirmación que evalúa como una paradoja: el tema de la frecuencia de sesiones. Postula un extenso y riguroso desarrollo metapsicológico para reflexionar sobre el trabajo actual y la forma cómo se explican los cambios que se producen en los analizados. Concluye que la analizabilidad o no de ciertas regresiones y repeticiones depende más de condiciones estructurales intrapsíquicas que del número de sesiones, y no siempre es posible prever qué efecto tendrán el propio análisis o las vicisitudes de la vida. En su opinión, la revisión de los planteos metapsicológicos apoyan el supuesto de que son las condiciones estructurales las que permiten entender por qué, aun con una baja frecuencia de sesiones, se consiguen avances, mientras que en otras ocasiones, la gravedad de las fallas y las defensas utilizadas requieran de condiciones, formación y experiencia que exceden el considerar solo el número de sesiones.
La Mesa Redonda responde al título El conocimiento psicoanalítico hoy, participaron en ella Rodolfo D’Alvia, Roberto Doria Medina y Beatriz Zelcer. En este caso también se planteó un vivo debate entre los panelistas que convergieron en algunos aspectos y divergieron en otros. D’Alvia abordó el tema, en principio desde una perspectiva epistemológica, definiendo tres tipos de conocimiento: el conocimiento empírico, el científico y el filosófico. El psicoanálisis como investigación de los procesos empíricos se apoya en la metapsicología; el segundo tipo incluye al psicoanálisis como tratamiento para las patologías psíquicas, y para ello contamos con el método psicoanalítico y su conjunto de instrumentos; por último, como consecuencia de los dos anteriores, el psicoanálisis incluiría la ampliación de los conocimientos psicológicos profundos y la oportunidad de generar nuevos modelos científicos o nuevas experiencias en reacción a nuevos conocimientos. D’Alvia sostuvo que quienes organizan y reorganizan estos conocimientos tienen que contar con un grado de eficiencia y estar comprometidos con un método de aprendizaje y desarrollo a través del trípode en que se basa la formación psicoanalítica, que será a su vez fuente de la convicción y actitud analítica que crea experiencia. En su exposición también se refirió a importantes interrogantes: ¿Cómo legitimamos nuestro trabajo? ¿Somos eficientes o eficaces? ¿Provocamos algún efecto o somos solamente largos, costosos e inciertos?
Doria Medina se centró en su propio conocimiento psicoanalítico surgido de su práctica del oficio, que a su vez emerge de la práctica psicoanalítica y del conocimiento original de Freud y sus seguidores. La mayor parte del conocimiento psicoanalítico es un conocimiento tácito, es decir, implícito, práctico, un saber hacer. Doria Medina toma el concepto de “conocimiento psicoanalítico” en el sentido de en psicoanálisis, a partir del psicoanálisis. El conocer sería la manera de acceder a un nuevo sentido con causalidades, correlaciones y significaciones reagrupadas.
Zelcer trazó el largo camino del psicoanálisis desde la técnica de la abreacción, la hipnosis, al descubrimiento del inconsciente y sus ricas derivas en el auto y hetero conocimiento. Consideró el crecimiento algebraico que nuestra disciplina tuvo y sigue teniendo, y enumeró sus avances en diferentes campos y ámbitos: la inclusión de novedades de abordaje y conceptualización, la inserción de los padres en el trabajo psicoanalítico con los niños, la pertinencia de la intervención psicoanalítica en parejas y familias, el trabajo con las somatosis, lo que permite llegar a transitar por lo deficitario con representaciones o positividades, el abordaje de las psicosis en sus diferentes modalidades.
Las exposiciones se continuaron con un activo intercambio que invitamos a nuestros lectores a compartir, considerando que allí surgieron cuestiones de relevancia en cuanto a la naturaleza de la relación entre el psicoanálisis y otras disciplinas científicas.
Finalmente los apartados Revista de Libros y Revista de Revistas nos traen reseñas sobre obras muy actuales de la literatura psicoanalítica.
Comité Editor de la Revista de Psicoanálisis