Taller: Tiempos violentos…
Grupo de investigación: Psicopatología Actual- Ludopatía (adicción al juego y otro tipo de adicciones)
APA en Interfase con el Hospital Rivadavia
Coordinadora
Lic Liliana Solari
Supervisores
Dr Alberto Alvarez Lic Any Krieger
Integrantes
Lic María Villanueva, Lic Agustina Chico,Lic Juan Luna, Lic Joselina Elgassi, Lic Florencia Solari, Lic Linda Marcal, Lic Jesica Valansi, Lic María Alejandra Ordoñez , Lic Jesica Olivares, Lic Virginia Vidal, Lic Eugenia Vuono.Lic Susana García, Lic Jorge Chimenti
Seudónimo: Metamorfosis
Habrá dos discutidores, los nombres serán enviados posteriormente.
Taller: Tiempos violentos…
Hablar de violencia no es una situación novedosa; es una realidad que ésta se liga a la humanidad desde los inicios de los tiempos en mayor ó menor grado y de las formas más variadas y escalofriantes.
A través de todas las épocas, la violencia se pone de manifiesto en un circuito semejante a una suerte de “metamorfosis”: algunas formas dejan de practicarse y surgieron otras nuevas, pasando de las expresiones descaradamente espantosas hasta las más solapadas y tácitas; pero lo que se mantiene como una constante es su perpetua circulación.
En la antigüedad, ejemplo de ello es el circo romano, había una comunidad, había una masa, se podía encontrar un sentido para esas matanzas, para esos episodios de violencia.
Hoy es un tipo de violencia distinta, es una violencia que irrumpe, que rompe el lazo con el Otro, que está fuera de cualquier sentido, donde lo que prima es el goce.
Eric Laurent caracteriza la gran urbe de hoy de la siguiente manera: “las megalópolis actúan en un doble registro. De un lado, engendran un espacio social marcado por un efecto de irrealidad. El admirable pensador alemán Walter Benjamin denominaba a ese efecto “el mundo de la alegoría” propio de la gran ciudad donde el reino de la mercancía, de la publicidad, del signo, sumerge al sujeto en un mundo artificial, en una representación imaginaria de la vida. Los medios de comunicación y la televisión han generalizado ese sentimiento de irrealidad, de virtualidad. La aldea global sigue corriendo el riesgo de representarse como una galería comercial de megalópolis virtual.
En psicoanálisis actualmente pensamos que así es como las satisfacciones se presentan más directamente al sujeto a través de gadgets (como por ejemplo la Playstation, la Wii y los juegos de computadora). El gadget es prácticamente una práctica autista, condensa una satisfacción autoerótica, porque claramente no pasa por el Otro. En esta serie ubicamos las ludopatías.
En el trabajo La violencia da existencia de Alberto Alvarez y Any Krieger se ubica las transformaciones sociales de las últimas décadas como causantes de modificaciones en la configuración familiar. Se ha destruido así la familia nuclear en pos de nuevos formatos. El hombre ya no es el único sostén del hogar y ya no es más la autoridad como jefe de familia. Este escenario progresa hacia la impotencia y agresividad. Es así que los hijos se ven empujados hacia experiencias de desamparo que se resuelven por vía de la adicción y la violencia.
La infancia actual no es la otrora infancia protegida, que otorgaba al hijo un lugar de proyecto y de futuro. El declive de la función paterna, los restos de lo familiar, la caída de los ideales de la modernidad en pos del mercado y la tecnología, va dejando a los sujetos sin orden simbólico, alienados por el consumo, donde lo humano queda segregado.
La violencia, el desamparo, pueden ser las dos caras de una misma moneda. La primera no puede ser definida sino por el contexto simbólico que la determina, le da sentido y la explica. Freud nos enseña que la agresividad forma parte de la lógica pulsional donde a través de un trabajo psíquico, el sujeto se va construyendo. La agresividad es un paso necesario que nos lleva a la idea de entender la violencia, para saber qué hacer con ella.
En psicoanálisis nos manejamos con un más allá de lo valorativo y de la convicción moral. Él ofrece poner en palabras el malestar para que se logre transformar, en este caso la violencia en términos de síntoma, a los fines de cortar un goce ilimitado.
A través de la clínica que obramos en el hospital, nos topamos permanentemente con la hostilidad contenida de los pacientes como leit motive de la relación vincular, y que no podemos desligar con la desazón: residuo colateral por habitar en una cultura en la que prima el imperativo de goce, transgrediendo todo límite posible; labilizando la función del nombre del padre. Esto genera una dialéctica mortífera entre violencia y goce que se presenta tanto egosintónica como egodistónica en las adicciones, en el delito, en lo manifiesto y el equívoco del lenguaje, así como en una densa y naturalizada cotidianidad con el otro.
A través de este taller, ilustramos con material clínico, algunas reflexiones e hipótesis que fueron surgiendo, en la difícil tarea del trabajo con estos pacientes en el Hospital. Este es el desafío constante de nuestra labor que nos lleva a pensar y crear formas de intervención.