Sinopsis de una Teoría de las Relaciones Objetales de la Personalidad por W. Ronald D. Fairbairn. (I963 Int. J. Psycho-Anal., 44:224-225)

1. Existe un yo desde el nacimiento.
2. La libido es una función del yo.
3. No existe el instinto de muerte; y la agresión es una reacción a la frustración o la deprivación.
4. Dado que la libido es una función del yo y la agresión es una reacción a la frustración o a la deprivación, no existe algo que podamos denominar “ello”.
5. El yo, y consecuentemente la libido, es fundamentalmente buscador de objetos.
6. La forma más temprana y primaria de angustia, tal como la experimenta el niño, es la angustia de separación.
7. La internalización del objeto es una medida defensiva adoptada originalmente por el niño para manejarse con su objeto primario (la madre y su pecho) en cuanto este es insatisfactorio.
8. La internalización del objeto no es sólo el producto de la fantasía de incorporar oralmente al objeto, sino que es un proceso psicológico diferente.
9. Dos aspectos del objeto internalizado, a saber, sus aspectos excitantes y frustrantes, son escindidos (splitt off) del núcleo principal del objeto y reprimidos por el yo.
10. Así quedan constituidos dos objetos internos reprimidos, a saber, el objeto excitante (o libidinal) y el objeto frustrante (o antilibidinal).
11. El núcleo principal del objeto internalizado, que no está reprimido, es descripto como el objeto ideal o ideal del yo.
12. A consecuencia del hecho de que tanto el objeto excitante (libidinal) como el objeto frustrante (antilibidinal) están investidos por el yo originario, éstos objetos arrastran a la represión con ellos partes del yo por las que están investidos, dejando al núcleo central del yo (yo central) no reprimido, aunque actuando como agente de la represión.
13. La situación interna resultante es tal que el yo originario es escindido en tres yoes: un yo central (conciente) adscripto al objeto ideal (ideal del yo), un yo libidinal reprimido adscripto al objeto excitante (o libidinal), y un yo antilibidinal reprimido adscripto al objeto frustrante (o antilibidinal).
14. Esta situación interna representa una posición esquizoide básica la que es más originaria que la posición depresiva descripta por Melanie Klein.
15. El yo antilibidinal, en virtud de su adscripción al objeto frustrante (antilibidinal), adopta una actitud hostil hacia el yo libidinal, generando así el efecto de un refuerzo poderoso de la represión del yo libidinal por el yo central.
16. Lo que Freud describiera como superyo es verdaderamente una estructura compleja que comprende: a) el objeto ideal o el ideal del yo, b) el yo antilibidinal, y c) el objeto frustrante (o antilibidinal).
17. Estas consideraciones conforman la base de una teoría de la personalidad concebida en términos de relaciones objetales, contrastando con aquella concebida en términos de pulsiones y sus destinos.

Basili-Oswald en nuestro medio agregan: Se destaca el rol de la culpa como obstáculo en la cura desde el modelo de Fairbairn.